Nuestro procedimiento comienza al posicionar al paciente sobre su espalda, en una mesa especial que se tiene en nuestra sala de examinación. Se colocará una línea intravenosa en donde se introducirá un ligero sedante para relajar al paciente. Nuestros pacientes están despiertos durante su Angiograma, para que puedan escuchar las instrucciones que nuestros médicos y enfermeras compartirán con ellos o bien, puedan avisar a los mismos si comienzan a sentir molestias u otros sentimientos durante su procedimiento.

Se colocan electrodos en el pecho del paciente para monitorear su corazón durante el procedimiento. La presión arterial y la cantidad de oxigeno que hay en la sangre del paciente se monitorean durante el angiograma. La ubicación donde se colocará el catéter (normalmente cerca de la ingle o el brazo) se limpia para posteriormente colocar una anestesia local. Una pequeña incisión se hace y se introduce una funda de plástico una vena o arteria. La funda funciona como la entrada del catéter, el cual se lleva hasta el corazón del paciente.

Una vez que el catéter es en posición, se inyecta el tinte de contraste, lo cual puede ocasionar que haya un enrojecimiento en la cara del paciente o que sientan calor en todo el cuerpo. También hay pacientes que sienten que su corazón se salta latidos. El tinte después pasa por sus vasos sanguíneos, durante el cual se realiza diferentes radiografías para que el doctor tenga una imagen detallada del interior del corazón del paciente y sus vasos sanguíneos, para que pueda identificar si hay algún bloqueo u obstrucción.

Después del procedimiento, la incisión se cierra con un tapón o pinza; en algunos casos nuestras enfermeras tendrán que cerrar la incisión de forma manual. El paciente se pone en observación y se monitorea en su habitación para recuperarse y en donde tendrá que estar recostado durante horas después de su angiograma.